martes, 17 de julio de 2018

Volvemos a la Sierra de Cazorla. Naturaleza y música.

Este verano lo inauguramos con una nueva visita a la Sierra de Cazorla, esta vez vamos a combinar naturaleza y música, pues pasamos un par de días en el Festival de Blues de Cazorla. Pero vamos por partes.

En esta ocasión nos alojamos en Arroyo Frío, una zona estratégica para conocer la sierra, que en sus inicios no era más que un pequeño (pequeñísmo pueblo) que ha crecido gracias a la afluencia del turismo, de tal manera que la gran mayoría de las edificaciones que encontramos son alojamientos para los visitantes del parque. En el pueblo se puede encontrar de todo, hay supermercados, restaurantes y bares,... Pero lo único por lo que merece la pena ir allí, es por el entorno natural.

La primera ruta que hicimos, fue la que dejamos a medias la última vez que vinimos, el río Borosa y la Cerrada de Elías, el río Borosa es sin duda para nosotros unos de los enclaves más bonitos de la zona. Para acceder a ella, desde Arroyo Fío, nos dirigimos en coche en dirección hacia la Torre del Vinagre (Centro de interpretación del parque), y desde allí giramos a la derecha hacia la antigua pisifactoría.

El comienzo de esta ruta se sitúa junto a esta antigua pisifactoría, que actualmente se ha convertido en un acuario. Tan solo hay que seguir el cauce del río arriba, caminando en un ancho carril de tierra, es verano, hace calor y hay poca sombra hasta llegar a la cerrada, pero merece la pena.

Al río Borosa llegan numerosos afluentes.

Buscando sombra en el carril


Hay un momento en el que encontramos una bifurcación, en la que se señala hacia la derecha la Cerrada de Elías, nos desviamos y entramos en una zona mucho más boscosa, el camino es una vereda, pero todo se hace más bonito, y sobre todo al llegar a la Cerrada, donde lo primero que encontramos es una fuente donde refrescarnos:





Caminar por las pasarelas es ya todo un placer, y más si como premio nos damos un buen baño:




Las pozas que nos vamos a encontrar durante todo el camino son todas muy apetecibles, pero la última es la mejor...¿la última?, realmente la ruta continua hasta el nacimiento del río Borosa o hasta la laguna de Valdeazores, un camino precioso que ya hicimos los papás cuando aún solo éramos dos, pero con calor y niños... la suerte es que esta vez nos acompañaban los abuelos, así que niños y abuelos volvieron, mientras papá y mamá continuamos hasta El Salto de los Órganos, solo apto para aquellos que estén acostumbrados a caminar en época de calor, no por la dificultad, sino por la larga distancia:



Espectacular!!! Un paraíso
Ahí nos dimos un baño paradisíaco y volvimos, no acabamos la ruta, como hicimos allá en el 2006, cuando por cierto había muchísima más agua:


Qué tiempos aquellos!!!

La laguna de Valdeazores, en el 2006.
En este enlace podéis encontrar información sobre la ruta completa, en mi opinión totalmente recomendable ruta río Borosa y cerrada de Elías.

El segundo día, decidimos hacer algo más tranquilo. Nos dirigimos al Puente de las Herrerías (situado junto al camping que lleva el mismo nombre) en esta ubicación y desde allí subimos a la fuente del Oso, un camino del que hay que destacar sus bonitas vistas.

Los poyos de la Mesa, preciosa ruta para hacer en época de menos calor.


Casi llegamos!!!

Y por fin la fuente.
Realmente es un sendero muy corto, la ida y la vuelta apenas alcanzan los 3 kilómetros, es sencillo, pero de nuevo la mejor motivación es el baño que nos espera bajo el mismo Puente de las Herrerías, que según cuentan fue construido en una noche para que la Reina Isabel la Católica pudiese cruzar el río sin problemas:




Los peques sumergidos.


En esta ocasión no lo hicimos, puesto que los abuelos en avanzadilla con los nietos habían llegado unos días antes al lugar de vacaciones y ya lo visitaron, pero desde aquí se sube (en coche) al nacimiento del río Guadalquivir. Aunque hay polémica sobre cual es el verdadero punto de origen del mismo.

La tarde la pasamos en el centro de vistantes de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, la Torre del Vinagre, donde encontramos un museo en el que se nos habla de la flora y fauna de la zona, además de una sala (museo de la caza) en la que aparecen colgados en la pared distintos tipos de cuernos de diferentes animales (trofeos de caza). En su origen, este edificio fue el lugar donde Franco pasaba sus días de caza en la sierra. Por cierto, hay que decir aquí que muchas de las especies animales por las que hoy se visita la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, fueron introducidas en la época franquista con fines cinegénticos, como el muflón y el gamo.

Junto a la Torre del Vinagre hay un jardín botánico, que no visitamos pues ya estaba cerrado.



No sé por qué no hice fotos del edificio, mil perdones, pero aquí lo podéis ver bien.

La última excursión, fue por el mismo río Guadalquivir, iniciamos el camino esta vez junto la central eléctrica (la central de la cerrada del Utrero) que se encuentra a escasos kilómetros de Arroyo Frío, dirección Cazorla, junto a un puente. El sendero está junto a la orilla derecha subiendo el cauce del río, hay tramos un poco complicados, pero nada que no pueda superar un niño de seis años, y en todo caso si lo veis difícil, siempre podéis quedaros en la primera poza.


El primer salto de agua que nos encontramos.



No es tan difícil como parece
Al agua!!!



Justo cuando se acaba este sendero a la derecha del río, y ya parece que no se puede subir más (sin ir por el cauce) se cruza hacia la izquierda y se sube por otro sendero, que nos lleva a la cascada de Linarejos, que nosotros la vimos sin nada de agua, pero llena de renacuajos. Pero me dejé la cámara atrás así que...

Y aquí se acabaron nuestras incursiones por la naturaleza, porque los dos días que nos quedaban los dedicamos al festival de Blues de Cazorla, este festival tiene bastante renombre, y nosotros lo disfrutamos.


El festival se vive desde por la mañana en las calles, su primer escenario es el de la plaza  de Santa María, donde se puede disfrutar de buena música de forma gratuita, y donde puedes sentarte (si tienes suerte) en una de las terrazas a comer o a tapear (aquí toca recomendar el rin-ran, plato típico de la zona a base de bacalao y pimientos rojos.




Por la tarde, el escenario se desplaza al paseo, 



Y por la noche a la plaza de toros, donde aparecen los artistas más internacionales, pero esto último sí que es de pago, nosotros decidimos no ir, el cansancio hacía mella. Pero en nuestra agenda de los deseos queda volver a este mágico festival con la única condición de poder alojarnos en el mismo pueblo de Cazorla, para no tener que desplazarnos a Arroyo Frío tras el cansancio que da bailar y bailar.

Y esto fue todo. Antes de despedir este post, quiero aclarar que sabemos que la Sierra es de Cazorla, Segura y las Villas, pero todas las rutas que hemos comentado aquí pertenecen a Cazorla, ya viajaremos a Segura y las Villas y también lo contaremos, por supuesto.


martes, 3 de julio de 2018

Subida a Siete Lagunas. Sierra Nevada. La Alpujarra.

No hay nada como empezar el verano disfrutando de la nieve. De la nieve, sí. Hemos inaugurado la temporada de verano con la ascensión a Siete Lagunas. Ojo esta excursión se puede hacer con niños, pero siempre que estén acostumbrados a caminatas largas.

El fin de semana lo empezamos haciendo noche (con el único motivo de no tener que madrugar) en el pueblo Órgiva, pueblo que podemos decir que es la puerta de la Alpujarra, realmente no tiene mucho interés turístico, pero es altamente recomendable por sus tapas. El pueblo se reconoce desde lejos por las torres gemelas de su iglesia, de las que no puede hacer foto porque han puesto un toldo que cubre las calles para paliar los efectos del calor y que no deja traspasar el objetivo de la cámara:
Es muy llamativo que su biblioteca tiene un archivo cervantino.

En los soportales de la plaza de Las Alpujarras, se encuentran azulejos con los distintos pueblos de la comarca.


Casa Palacio de los Condes de Sastago

A la mañana siguiente nos ponemos en marcha, unos 30 minutos hay desde Órgiva hasta Capliera, donde está el centro de interpretación de altas cumbres, vertiente sur,  lugar desde donde sale la lanzadera que nos llevará hasta el Alto del Chorrillo, a 2.690 metros de altitud, desde donde comenzaremos nuestro camino hacia la Cañada de Siete Lagunas (2.895 metros de altitud).

Comenzamos subiendo dirección al Mulhacén, atentos en el camino hasta encontrar una señal pintada en una roca que nos desvía a la izquierda hacia Siete Lagunas.

El camino estaba precioso, ahora es el comienzo de la primavera en las altas cumbres, y todo estaba salpicado de amarillo.

La ascensión hay que tomarla con calma, hay mucha altitud, y todo cuesta más trabajo de lo normal, incluso para los que estamos acostumbrados a caminar.

Por fin, el desvío, ahora es todo llano y bajada, lo malo que luego hay que volver...

El camino se suaviza, en principio es llano, y luego todo bajada. Hay que tener cuidado y no perder de vista los hitos de piedras del camino. En seguida pudimos ver grandes manchones de nieve, y como no, los niños y el papá no dudaron en pisarla.




La flor de las nieves, un planta endémica de Sierra Nevada.
En seguida, a un par de kilómetros, divisamos la primera laguna, la Hondera, de la que nace el río Culo Perro, llamado así por la forma perruna de la laguna. Cuidado, para llegar a la laguna la bajada es muy pronunciada:





Tras reponer fuerzas, continuamos el camino. La cañada de Siete Lagunas se trata de un circo glaciar. Para ver el resto de las lagunas, hay que caminar hasta el fondo del circo y tan solo hay que dejarse sorprender hasta llegar a la última, la laguna Altera:









La mamá disfrutó mucho con esta ruta, pero el que mejor lo definió fue el peque, que al asomarse a una de las lagunas exclamó: "Mamá, esto es un regalo", y ¡qué razón tiene!

La ruta es lineal, así que el camino de vuelta es el mismo que el de ida, así que ahora nos toca subir, pero... sorprendentemente los peques hacen mejor el camino en la subida, claro, están deseando llegar al refugio del Poqueira, donde vamos a pasara la noche (la ruta en total fue de unos 18 kilómetros):


Esta vez, tuvimos una habitación para nosotros solos, y nos dieron de cenar fideos, pasta y carne, ¡todo lo que un niño podría desear!. Eso sí a las 10 en la cama, a descansar (después de jugar un poco a Virus y al Piratatak, claro).

A la mañana siguiente, ya solo teníamos que subir hasta el alto del Chorrillo, que desde el refugio son unos tres kilómetros hasta el autobús, y como íbamos con tiempo de sobra, pudimos hasta jugar con la nieve:



Y hacer fotografías de estampas curiosas del deshielo:




Esta vez no nos recoge un autobús, una furgoneta, bajo la conducción de Paco, nos lleva a Capileira, donde por fin podemos soltar las mochilas.

Como llegamos con tiempo damos un paseo por Pampaneria, el pueblo más bajo de los tres más conocidos de la Alpujarra granadina (Pampaneira, Bubión y Capileira), y ¿por qué elegimos este pueblo para visitar y no otro?, pues por su fuente milagrosa, la Fuente de San Antonio, de la que dicen que si bebes de ella no te quedaras sin novia/o:

Ya nos hemos asegurado de que el peque encontrará pareja, pero la mayor... no quiso ni acercarse, jajajaja

Uno de los rincones alpujerreños

Las calles cuentan en el centro con una especie de canalón para que corra el agua de la lluvia y del deshielo, la que queda después de usarse en el regadío de los campos por el sistemas de acequias.

La plaza del pueblo, con una muestra de las jarapas típicas de la zona.
Finalmente, decidimos comer en Soportújar, un pueblo que no conocemos, el pueblo de las brujas de la Alpujarra granadina. Parece ser, que tras la expulsión de los moriscos este pueblo fue repoblado por gallegos y con ellos llegaron las meigas, que ya se han quedado para siempre en este rinconcito de Andalucía.
No pudimos ver la Cueva del Ojo, una cueva de brujas, que estaba cerrada, pero en el pueblo nos dimos cuenta de que las meigas haberlas haylas:





Otra característica de la Alpujarra es la cantidad de fuentes. Además en esta foto se puede ver como el pueblo está decorado con ganchillo.


Típicos también son los soportales.

La verdad que ha sido un precioso regalo esta pequeña escapada, recomendable siempre en Julio, en el deshielo, (aunque solo apta para aquellos que tengan experiencia en la montaña, especialmente si se va con niños) pero intentad ir en año de buenas nevadas como ha sido este.