miércoles, 12 de diciembre de 2018

Ámsterdam. Curiosidades y comida.

En el viaje a Ámsterdam aprendimos mucho, no solo disfrutamos del paisaje, sino que nos ayudó a entender otras formas de entender el civismo y la tolerancia.

Ámsterdam es conocida por su tolerancia a las drogas y la legalización de la prostitución, y la palabra es esa, tolerancia. La droga es tolerada (no todas las drogas), no está legalizada, pero se permite, sobre todo fumar marihuana o tomar hongos, en ciertos lugares, exacto, en los Coffe Shops, en la calle no está bien visto, puedes hacerlo junto a los canales, pero a plena luz del día en cualquier calle no. Tampoco puedes fumar tabaco en los bares, de hecho en un Coffe Shop no se puede fumar tabaco, la ley lo prohíbe desde 2008.

Uno de los Coffe Shops más antiguos de la ciudad, como anécdota, en este establecimiento vive un gato que anda siempre un poco mareado.
Otro Coffe Shop con iluminación nocturna

En los Coffe Shops puedes encontrar pasteles "condimentados con droga", chupachups de marihuana y un poco de todo, también en distintas tienda puedes encontrar estos pasteles, aunque no os fiéis son un engaño para los turistas, solo os podéis asegurar de que tomáis lo que compráis en los Coffe Shops, o en tiendas especializadas. Evidentemente, con niños no se puede entrar estos establecimientos.
Este es uno de los que podéis encontrar en diversas tiendas, pero que son más bien un timo.

El acohol, no es normal encontrarlo en los Coffe Shops, y no todos los bares y restaurantes los sirven, no puedes tampoco beber en la calle, de hecho si bebes en la calle con toda posibilidad puedes encontrarte con una multa, cosa que no ocurrirá si fumas marihana o hachís, con lo que solo te vas a llevar una reprimenda.

La prostitución es legal, y está totalmente regulada, las prostitutas pueden ejercer su profesión desde los 21 años (no hay edad límite, claro). Las prostitutas pagan el alquiler de las cabinas (los escaparates) por días, y las cabinas están comunicadas entre sí, así que las mujeres suelen contratar a "gorilas" que vigilan su seguridad. Cada cabina tiene un botón de emergencia que está en línea directa con la policía, pero prefieren no usarlo por salvaguardar la intimidad de la clientela, de ahí que contraten a estos guardias de seguridad.
Cuando paseas, ves a las prostitutas en los escaparates, si quieres contratar a alguna le haces una seña y ella sale a la calle, en la puerta se hace el trato, se acuerda el pago (aunque hay un salario mínimo de 50 € la hora, que es lo que declaran al estado). Una vez cerrado el trato, cliente y prostituta entran a la cabina y se cierra la cortina. Tenéis que saber que según por donde paseéis vais a encontrar profesionales de más o menos caché, las más caras se encuentran en una de las calles más estrechas de Ámsterdam.

Por cierto, hubo un intento de hacer escaparates con prostitución de hombres, pero no hubo clientela.

Otra curiosidad, si seguimos hablando de sexo, es una tienda que podéis encontrar en el Barrio Rojo, la Condemerie, donde, además de encontrar condones de todas las formas posibles, hacen preservativos a medida, podéis pedirlo por internet, pero ojo si la medida resulta más grande o más pequeña de lo normal tendréis que mandar una foto de vuestro pene, y si se sale de las medidas estándar colgarán la foto en la pared. Aquí tenéis la dirección.

https://condomerie.com/



Aunque, el sexo y las drogas sea lo más llamativo para el turista, una vez que llegas allí lo que más llama la atención son las bicicletas, son el medio de transporte más utilizado por sus habitantes. Y cuidado, hay que estar muy atentos a los carriles bici, que, aunque tienen cuidado en las zonas turísticas, van bastante rápido.

Hay aparcamientos de bicicletas por todas partes, aunque lo que más llama la atención son las que dejan junto a los canales. De hecho se recogen unas 15000 bicicletas al año del canal, quizás sea porque se caigan al canal o por actos de vandalismo o robo, ya que se estiman más de 50000 robos al año, por eso no veréis bicicletas nuevas y relucientes por la ciudad, la mayoría las compra de segunda o tercera mano.



Otra curiosidad importante, es saber que en Ámsterdam hay lugares públicos para orinar en la calle para hombres, se colocaron estos lugares para evitar que los hombres se cayeran al canal al orinar (sobre todo si andaban borrachos).


Y para evitar que se orinen en las esquinas de las calles y no los sitios habilitados para ello, colocan unas estructuras para que salpique.


Para las mujeres, no hay baños en la calle, los hubo, pero los quitaron tras un caso de violación, en contra partida, se puede ir al baño de los centros comerciales con los que el ayuntamiento llegó a un acuerdo. Así que no os de vergüenza entrar solo para hacer pipí.

Otra curiosidad, es la bandera de Ámsterdam, con tres cruces que pueden representar a San Andrés, un pescador que fue torturado y crucificado en en una cruz con forma de x, otra teoría es que simboliza a los tres desastres que ha sufrido la ciudad a lo largo de su historia: los incendios, las inundaciones y la peste.




Muy llamativo es también que el precio de las casas viene determinado por la anchura de la fachada, de ahí que nos encontremos casas muy estrechas pero con gran profundidad y altura.


Además todas las casas, están inclinadas hacia adelante en sus pisos más altos, y tienen una polea en la punta de su fachada, esto es porque al ser las casas tan estrechas y altas es muy difícil subir los muebles por las escaleras, así que los suben con la polea y los introducen por la ventanas, y para impedir que choquen con la fachada, la inclinan.


Las casas, tienen sus cimientos en el agua, y esos cimientos en origen eran de madera, que  evidentemente se van corroyendo con el tiempo. El estado inspecciona la situación de los cimientos cada cierto tiempo, y a veces tiene que cortar algunos pilares, por eso las casas antiguas tienen el suelo inclinado y tienen que cortar los muebles para nivelarlos. Cuando la situación obliga, cambian los pilares de madera por otros de hormigón, de forma gratuita, y cambian la fachada de la casa, quitan la madera y ponen ladrillo visto.

Vamos a terminar este post, hablando de comida. Lo más típico de Ámsterdam son... las patatas fritas, sí, las venden en cartuchos, les viertes ketchup, mostaza... por encima y a pasear.


Y es que lo realmente típico, es la comida que te venden en puestos callejeros, listas para comer mientras paseas, o sentados en un banco.

Perritos, hamburguesas... y arenques crudos, sí, arenques crudos


Si quieres sentarte a comer en un restaurante, tenéis que saber que la comida aquí no es muy económica, pero tampoco excesivamente cara, un plato típico son las croquetas, sí, sí, las croquetas


No tienen la misma forma que las españolas, pero están muy ricas. Otros platos son el stamppot, un puré de patatas con una salchicha, aunque nosotros lo comimos con una especie de albóndiga gigante y el hutspot, una especie de estofado muy rico.



Y por supuesto, no podemos olvidar los quesos





Pero lo que más le gusta a los holandeses son los postres, sus típicas galletas stroopwafels, unos wafels rellenos de caramelo, que encontramos decorados de mil formas



Comimos pasteles de manzana, magdalenas, donuts, wafles...



Y por supuesto, unas ríquismas galletas de chocolate que venden en una pequeña tienda llamada Van Stapele Koekmakerij, que no dudamos en comprar,  gracias a los consejos de nuestra amiga viajera Patri, a pesar de la cola que hay que guardar para conseguirlas. Un placer para el gusto y el estómago. Lástima que no se pueden comprar más de seis por persona.

En la tienda ves el final de su elaboración

Fue imposible hacerle la foto antes del primer mordisco

Podríamos hacer muchos más post sobre este viaje, pero creo que ya es la hora de cerrar, no podemos desvelar todos los secretos de Ámsterdam, algo tendréis que averiguar vosotros. Y lo vamos a cerrar como acabamos nuestro viaje, brindando con vino caliente. ¡Nos vemos en el próximo viaje!


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martes, 11 de diciembre de 2018

Amsterdam. Grachtengordel y el Barrio de los Museos.


El Grachtegordel es el nombre que se le da al anillo de canales de la ciudad, sin duda es lo más característico de Amsterdam, y de una gran belleza. Podéis pasear por los canales dejando que vuestros pies os guíen, cruzar sus puentes, y disfrutar del paisaje urbano sin más, o podéis tomar un barco y hacer un pequeño crucero por los canales, nosotros lo hicimos, porque en todas partes leímos que era algo imprescindible, sin embargo, tras vivir la experiencia hemos de decir que no es tan imprescindible, nos gustó más el paseo a pie.


Algo que llamó mucho la atención a los niños, son las casas flotantes, las hay de todo tipo, más o menos lujosas, nuevas y viejas, es curioso ver a los habitantes de estas casas flotantes sentados en las cubiertas leyendo de forma distraída mientras navegas por los canales.




Y como Amsterdam es la ciudad de los museos, por supuesto pudimos visitar el interior de uno de estas casas.

Continuando con nuestro paseo, llegamos al barrio judio, la comunidad judía encontró en Amsterdam un refugio, gracias a la permisividad religiosa de los Países Bajos, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial. Como contraste a esta permisividad, se puede visitar la famosa casa de Ana Frank, que tampoco pudimos ver nosotros, pues de nuevo las entradas estaban agotadas.


Junto a la casa de Ana Frank, se encuentra la iglesia Westerkek, la mayor iglesia protestante de Holanda. Y frente a la iglesia el Homomonument, el monumento a la comunidad LGTBI, que se sitúa junto a un punto de información de esa comunidad, el Pink Point.

Westerkek

El monumento LGTBI es ese triangulo que se adentra en el canal, justo delante de la iglesia

El Pink Point

Es curioso ver como en unos pocos metros, podemos ver la alta capacidad de tolerancia del país.

Continuando nuestro paseo, llegamos al punto más alto de Amstedam, los niños se suben en el punto y se ríen, ahora comprendemos el éxito total de las bicicletas en la ciudad. Desde este punto podemos ver la que se supone que es la casa más estrecha de Amsterdam.

La casa supuestamente más pequeña de Amsterdam

Aunque esta casa también podría ser la más pequeña
Otro hito importante que nos encontramos en el camino es Magere Brug, un puente levadizo de 1969.



El paseo lo terminamos visitando el mercado de las flores, quizás no es el mejor mercado, pero sí el más llamativo y allí compramos unos bulbos de tulipanes, regalo imprescindible.


Acabamos nuestra visita en el Barrio de los Museos, este se sitúa en la parte nueva de la ciudad

Muy cerca de este mercado, se sitúa la Munttoren, parte de la puesta de la muralla medieval de Amsterdam, que casi se destruyó por completo en 1618 debido a un incendio.


Terminamos nuestro recorrido por Amsterdam en el Barrio de los Museos, se trata de un barrio moderno, donde se ubican los principales museos de la ciudad, en esta ciudad hay más de cincuenta museos, y de lo más variopintos, nosotros elegimos solamente dos, el tiempo no nos daba para más, el Rijksmuseum y el Museo de Van Gogh.

El Rijkmuseum, es un edificio neogótico, y en se puede visitar la colección nacional de arte de Holanda.



La entrada cuesta unos 19 euros por persona, los niños gratis, pero realmente merece la pena, si disfrutas del arte, puedes maravillarte con obras de Rembrants, como la Ronda de Noche, o La Lechera de Vermeer. Si queréis más información podéis acceder a este enlace:

Delante del museo se puede pasear por sus jardines, o si decidís viajar en invierno, como nosotros patinar en el lago helado, si os atrevéis.


Y si bonito es de día, durante la noche, es espectacular.





Además en los alrededores, encontramos, como no, otro mercado, donde poder comer, beber o comprar cualquier tipo de recuerdo.


Muy cerquita del Rijksmuseum, está el museo de Van Gogh, con un exterior mucho más moderno, pero que cualquier amante de este pintor no puede obviar, dentro de sus muros encontramos La habitación, Los girasoles... La entrada son 19 euros sin audioguía, con audioguía 24, los niños gratis.



Además disfrutamos de una exposición interactiva, donde nos sumergimos en campos de girasoles y nos sentamos en la silla del artista. Una pena no poder mostraros fotos, pero si queréis más información podéis hacerlo a través de este enlace:


Con la visita a los museos se acaba nuestra escapada a Amsterdam, pero en la siguiente entrada os contaremos algunas curiosidades más.

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lunes, 10 de diciembre de 2018

Amsterdam. Nieuwe Zijde.

En esta entrada hablaremos de la zona oeste del Amsterdam medieval, como la Oude Zijde también crece a partir del puerto, se convierte en una zona comercial, y alberga el Begijnhof, un barrio que nació como refugio de mujeres católicas solteras. Comencemos por aquí



El Begijnhof se costruyó en el siglo XIV para acoger a la orden de las begijntjes, una congregación de mujeres católicas, pero no monjas, solteras, que se encargaban de la educación de los pobres y el cuidado de los enfermos. Hoy día sigue siendo el hogar de mujeres solteras, pero muy pudientes. Aunque es una zona privada, puede entrar a visitarse, y admirar su precioso patio.
Además en su interior encontramos la casa Houten, la casa más antigua de Amsterdam de 1420, que conserva su fachada de madera.

La foto está tomada desde el lateral, porque no era posible el paso.
También, en el interior, encontramos una iglesia y una capilla católica

Interior de la capilla



Portada de la iglesia.
La capilla fue en sus orígenes lugar de culto clandestino para los católicos, tras la prohibición de la reforma calvinista de rendir culto en las iglesias.

Junto el Begijnhof, encontramos el Amsterdams Historisch Museum, al que tampoco pudimos acceder, porque no había entradas. Pero aquí encontramos una de las curiosidades de la ciudad. Las casas de Amsterdam no estaban numeradas, sino que en la pared de cada casa había un cuadro en relieve que indicaba la profesión, o el mote de la familia para identificar quién vivía allí. Fueron los franceses los que pusieron nombre a las calles y enumeraron las viviendas. Algunos de esos relieves se han colocado en la entrada del museo. 


Esto nos lleva a una historia curiosa, y es que los habitantes de Amsterdam no tenían apellidos, así que cuando los franceses ocuparon el país se encontraron con el problema de no poder identificar a los habitantes con los que poder crear un censo y cobrar impuestos, así que los obligaron a ponerse apellidos, los habitantes de los Países Bajos, pensando que esto no duraría se pusieron apellidos con nombres malsonantes como Poepjes (mierdecilla), para burlarse de los franceses. Sin embargo, tras la guerra, la ley les obligó a quedarse con los apellidos.

Continuamos nuestro paseo y llegamos a través de una zona comercial, por la calle Kalvestraat a la plaza Dam, lugar de encuentro y centro de la ciudad histórica de Amsterdam. 


En esta plaza se encuentra el palacio real (el Koninklijk Paleis), la Nieuwe Kerk el edificio de la bolsa y el museo de cera de Madame Tussaud. En el centro de la plaza encontramos el monumento a los caídos.

Monumento a los caídos

No pudimos visitar el palacio, ya que el rey había decido pasar allí el fin de semana, así que estaba cerrado.

El palacio, y la iglesia Nieuwe Kert 

Tampoco visitamos la iglesia, ni el museo, la iglesia nos parecía que tenía un precio excesivo para visitarla, y el mueso de cera no entraba en nuestras prioridades. Pero nuestros niños lo pasaron genial en la plaza jugando con grandes pompas de jabón.


Sí vistamos la iglesia de St. Nicolaaskerk, que no cobraba entrada, y que se encuentra situada cerca de la estación central de tren.



Esta iglesia es bastante moderna, de los siglos XIX-XX, su fachada es imponente desde lejos, y su interior nos sorprendió gratamente, recordándonos a nuestras iglesias españolas.

Junto a esta iglesia, se encuentra la preciosa estación central, que no pudimos ver muy bien, por encontrarse en obras todo el entorno.


En la próxima entrada hablaremos del Grachtengoderl y el barrio de los museos.

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