Nuestra primera parada fue para visitar San Juan de Gaztegulatxe, seguro que los amantes de la serie de Juego de Tronos lo conocéis, pues es uno de los escenarios, Rocadragón.
Nosotros no fuimos precavidos esta vez, no sabíamos que había que reservar entradas, aunque el acceso es gratuito tiene tanta afluencia de público que para poder visitarlo tienes que reservar el día y la hora de la visita. La reserva se hace vía on-line, podéis reservarla aquí https://www.tiketa.eus/gaztelugatxe/, os recomendamos que, si vais en verano vayáis temprano porque el calor aprieta.
Hay dos caminos para acceder uno más largo, pero menos pronunciado y otro más corto pero con una bajada (y luego subida) de aupa, evidentemente nosotros hicimos la corta, siempre por lo difícil.
Vistas al bajar |
Comenzamos la subida de los 241 escalones |
Al llegar arriba, además de las impresionantes vistas nos encontramos una ermita, en la puerta hay una campana que todos los que suben la hacen sonar.
Mario haciendo plañir la campana |
Las vistas desde arriba |
San Juan Gaztegulatxe está junto a Bermeo, de espectaculares playas, pero decidimos continuar hacia Bermeo, pueblo costero dedicado antaño a la pesca de ballenas, lleno de encanto, que encontramos engalonado por sus fiestas locales. Dimos un paseo por sus calles y nos enamoramos, decididamente tenemos que volver.
Para finalizar la visita por este lugar lleno de encanto, no nos podíamos marchas sin visitar Guernica, tristemente conocida por todos por el bombardeo que sufrió en la Guerra Civil. Precisamente por eso, lo primero que visitamos fue el museo de la Paz, que recuerda los horrores de la guerra, no debemos olvidar el pasado para no repetir los errores.
El museo se encuentra en la plaza Foru |
Propaganda del bando republicano |
Cerca del museo encontramos la Iglesia de Santa María, del siglo XV.
La iglesia se sitúa cerca de la Casa de Juntas y del famoso árbol de Guernica, del que se conserva como testimonio el tronco de aquel que sobrevivió al bombardeo. El árbol es símbolo de libertad, junto a ese árbol se firmaron los fueros de Vizcaya en el siglo XVII, y fue testigo de una de las mayores atrocidades de la historia de España.
Visitamos también los refugios que aún se conservan en el centro del pueblo, refugios antiaéreos Pasealeku, al entrar cerrada las puertas y escuchad el audio, pone los vellos de punta, de nuevo no entréis con niños que se asusten fácilmente.
No son los únicos refugios que se conservan, pero sí a los que se pueden entrar y vivir la experiencia.
Pero no todo es guerra, tuvimos la enorme suerte de llegar en días de juegos, y la plaza estaba llena de gente en competiciones de distintos deportes, baloncesto, fútbol y como no, pelota vasca:
Nuestro día en Urdabai terminó aquí, si buscáis más información podéis verla aquí: https://turismourdaibai.com/es/ Nosotros estamos deseando volver.
Si queréis saber más de nuestro viaje por el País Vasco, puedes pinchar aquí:
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