viernes, 31 de agosto de 2018

Coimbra. Ciudad universitaria de Portugal.

A una hora de Oporto, nos encontramos la ciudad universitaria de Coimbra, que destaca también por sus calles e iglesias, un lugar con encanto en el que se respira cultura y música, que no podéis dejar de visitar si tenéis la oportunidad.

Coimbra está edificada sobre una colina, y en lo más alto de la colina nos encontramos la Universidad, comenzaremos nuestro paseo por aquí. La Universidad de Coimbra es  la más antigua de Portugal podéis conocer su historia en el siguiene enlace: http://visit.uc.pt/es/sobre/ , desde 1537 la Universida se ubicó en el Palacio RealSi decidís visitarla, es muy recomendable ir temprano para comprar las entradas y evitar colas, además las entradas incluyen una visita a la bibilioteca Joanina (visita de la más recomendable) de las que tienes que elegir una hora de entrada.

Lo primero destacable de la Universidad es su enclave, sobre la colina, que permite unas preciosas vistas de la ciudad:

Patio das Escolas

Vistas desde la Universidad
El acceso al Patio das Escolas es por la Porta Férrea, rodeada de símbolos universitarios.


Con la entrada que nosotros compramos pudimos visitar la biblioteca Joanina, la capilla de San Miguel, la cárcel académica, además del edificio del antiguo palacio que alberga la sala de los capelos y la de los arqueros. No visitamos el campanario, por el que ahí que pagar a parte. Con la entrada además, pudimos visitar el museo de la ciencia, y no lo visitamos, pero también teníamos derecho a la entrada al parque botánico.

La capilla de San Miguel me sorprendió muy gratamente, decorada con azulejos de estilo manuelino. Destaca además un enorme órgano barróco de 2000 tubos. Una curiosidad de esta capilla, es que en ellas solo pueden casarse aquellos que hayan estudiado o trabajado en la univeridad.



El pórtico de la capilla
Una gran escalinata, la Vía Latina,  es la entrada a las dependencias universitarias:



De su interior debemos destacar es la sala de los Capelos, o salón de actos, donde se celebran los eventos más importantes de la universidad.de impresionante belleza.


Pero, realmente lo que más nos impresionó fue la biblioteca Joanina, con una gran sala, con tres espacios diferenciados, con una impresionante altura y una impresionante colección de libros. Aunque si tenéis miedo a los murciélagos, habéis de saber que en su interior vive una colonia de estos, pues lo consevan para que se coman insectos que puedan dañar los libros. De la biblioteca no se pueden hacer fotos, así que tendréis que ir a verla. Sí os dejo una foto de los libros de la pequeña biblioteca que hay en la primera planta, solo para abrir boca:


El museo de la ciencia, que también visitamos nos trasladó a épocas pasadas, es enorme, tiene un gran catálogo en la colección, aunque los espacios se quedan pequeños. A los niños les gustó mucho, y aunque merece la pena,  para mí es una de las cosas prescindibles si tenéis poco tiempo para la visita.



Cerca del museo, y abandonando ya la universidad, nos acercamos a la catedral nueva, el edificio de la catedral es del siglo XVI, pero no es hasta 1772 hasta que se utiliza como la nueva catedral.

Fachada de la Sé

Su interior
Si hablamos de una Sé Nova, es porque hay una Sé Velha o Vieja, esta la encontramos cuando empezamos a descender por la colina, se trata de una iglesia románica, muy bien conservada.


Su interior merece la pena visitarlo, hay que comprar entrada para visitar la parte del fondo y el claustro, el claustro sí merece la pena, con aíre romántico que conserva la magia del pasado.





Continuamos nuestro paseo, ahora cuesta abajo, por unas callejuelas empedradas, algunas con escalones, que nos trasladan a una época más lejana, al romanticismo portugués, cuando las calles sonaban a fado.
Las escalinatas que bajan de la Sé


Por las calles encontramos esculturas que hacen alusión al fado y los oficios tradicionales portugueses

Una puerta vestigio de la muralla de la ciudad
La parte baja de la ciudad encontramos primero el Monasterio de la Santa Cruz, que se encuentra ubicado en la Plaza 8 de Mayo, en su iglesia de 1131 reposan los restos de los primeros reyes de Portugal, Alfonso Henriques y Sancho I. La iglesia y el monasterio acogen una muestra de la evolución del arte portugués, ya que fue mejorada a lo largo de la historia, así encontramos muestras del estilo manuelino y también renacentistas.


Junto al monasterio encontramos el Café de la Santa Cruz, se trata de una iglesia parroquial reformada.




Su interior

El claustro de su interior


Hay que aprovechar cualquier ocasión para refrescarse. 😃

Como no, los impresionantes azulejos

Un detalle del coro.
La entrada es gratuita, aunque si quieres visitar el claustro y la sacristía debes pagar una entrada de 2,50 euros por adulto y 1,50 por niño. No es caro y merece la pena.

Alejándonos un poco del recorrido inicial, podemos llegar al claustro da Manga, nosotros lo vimos el primer día de noche, es un monumento al aire libre, no es el más bonito, pero sí es muy llamativo para los niños. Se trata de un monumento renacentista, construido frente a la llamada fuente de la vida.





Volvemos sobre nuestros pasos, y dejando atrás de nuevo el monasterio de la Santa Cruz, llegamos a la plaza donde se encuentra la iglesia de Sao Tiago, de finales del siglo XII, representativa del románico portugués, fue una pena porque nos la encontramos cerrada y no pudimos visitarla por dentro.


Junto a la iglesia se sitúa la plaza de Comercio, una plaza singular rodeada de edificios de planta y fachada irregular, donde además de las terrazas de los restaurantes y bares, encontramos puestos ambulantes y tiendas típicas.


Puesto ambulante de cebollas trenzadas

Iglesia de San Bartolomé al final de la plaza
 La plaza la visitamos también de noche, donde por suerte encontramos una preciosa fiesta ameniza con música portuguesa.


Otra agradable sorpresa, la encontramos paseando por las calles cercanas, de pronto doblando una esquina nos encontramos esta casa, un casa medieval en casi perfecto estado de conservación.

Por último visitamos el monasterio de Santa Clara a Velha, que se encuentra al otro lado del río Mondego. El monasterio está totalmente en ruinas, pero recomendamos su visita por su belleza y el encanto romántico que desprenden todas las ruinas. Además es muy recomendable entrar a ver el audivisual que explica por qué fue construido ahí el monasterio, quién fue su fundadora y la causa de su estado. Es realmente interesante, aunque lo oímos en portugués. De forma muy muy resumida, el convento fue fundado por Doña Mor Dias, que lo entregó a las monjas clarisas, pero la presión que ejercieron los monjes de Santa Cruz que se oponían a la apertura de este convento, hizo que se cerrara. Sin embargo, en 1314 gracias a la Reina Isabel de Portugal, volvió a abrir sus puertas. La mala ubicación del convento, junto al río Mondego, hizo que se inundase en varias ocasiones lo que hizo que acabase trasladando a un lugar más alto de la ciudad. La historia del convento trata de un relato de superación de dos mujeres en un mundo de hombres, así que no os perdáis la visita ni el audiovisual.
La entrada son cuatro euros, pero hay una entrada especial para familias, de a partir de cuatro miembros que hace que te cueste la mitad.


En este lado del río también se sitúa un parque temático llamado Portugal de los Pequeñitos, la verdad es que no nos llama nada la atención entrar a ver los distintos monumentos de un país, pero en pequeño, quizás sea divertido para los niños, pero decidimos dejarlo pasar.

Os dejamos aquí nuestro recorrido:
https://www.mapsdirections.info/mapea-mi-ruta/viewMap.php?route=181167



Por supuesto, no podemos acabar este post, sin hablar de la rica comida portuguesa, sus dulces y sus vinos.

Bacalao

Carpaccio de Pulpo
La sangría, que es parecida a la española, pero un poco más fuerte

Y sus postres:


Pastel Tentúgal


Enormes merengues.
Nos despedimos aquí, no cabe pensar que no volveremos a visitar este precioso país que nos tiene cautivados a los cuatro miembros de esta familia, nuestro país vecino y a la vez desconocido, Portugal.


jueves, 30 de agosto de 2018

Explorando los alrededores de Oporto. Guimaraes y Braga.

Al norte de Oporto, a unos 40 kilómetros, se encuentra la población de Guimaraes, patrimonio de la Unesco, así que es visita obligada si tenéis tiempo, y realmente no nos decepcionó. En un mismo día visitamos Guimaraes y Braga, la mañana la pasamos en esta primera población, y la tarde la dedicamos a Braga, quizás después de haber visto las dos poblaciones ahora lo habríamos hecho al contrario, pues, aunque Braga es una ciudad también maravillosa, Guimaraes tiene ese encanto especial que hace que no te quieras marchar del lugar, de hecho, si tenéis oportunidad sería buena idea pasar un día completo en esta población.

Guimaraes se considera como el pueblo donde nació Portugal, ofrece un gran patrimonio arquitectónico y artísitco, pero también un lugar para practicar senderismo, lo que  a nosotros no nos dio lugar. Sus calles ya nos trasladan a la época medieval.


Pero aún lo hacen más sus monumentos, en una de las plazas nos encontramos un monumento de 1340 que nos recuerda la victoria de la batalla del Salado contra los musulmanes

En su interior hay una cruz, pero es posterior.
En esa misma plaza se encuentra la iglesia de Nuesstra Señora de Oliveira, reedificada en 1338.
Pero los dos edificios más visitados son el palacio de los Duques de Braganza y el castillo de Guimaraes. El palacio es del siglo XVI, su visita es bastante interesante.
El castillo hizo la delicia de los pequeños, que siempre sueñan con ser caballeros que defienden su territorio. Muy bien conservado y donde puedes hacer un recordido divertido inventando historias medievales con las que poder jugar.



Entre el palacio y el castillo, se encuentra una pequeña capilla, llamada de San Miguel
De pasada, vimos también el exterior del convento de Santa Clara y la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación y Santas Escaleras.Una pena no haber podido pasar más tiempo



Y como en toda Portugal, no hay pueblo que no tenga un dulce típico, y como no, lo teníamos que degustar, las tortas y el tocino de Guimares, hechos a base de cabello de ángel. 
Nuestra visita fue muy corta, y no pudimos visitar el parque y el santuario de la Peña. La próxima vez habrá que dedicarle más tiempo.

Aquí tenéis el recorrido que nosotros hicimos: https://www.mapsdirections.info/mapea-mi-ruta/viewMap.php?route=166204


La tarde la dedicamos a Braga, a unos 25 kilómetros de Guimaraes. Braga es también muy bella, pero quizás al ser más grande hace que su conjunto sea menos llamativo que Guimaraes.


En el siglo XII Braga fue sede arzobispal del Portugal, centro religioso del país, y aunque en el siglo XIX la ciuda perdió su influencia, sigue siendo la población más importante del Minho. Comenzamos nuestro recorrido desde el punto de información turística, que se situa al final de la avenida de la Libertad, que desemboca en la plaza de la República. Desde allí, nos encaminamos a la Sé de Braga, la catedral portuguesa más antigua.

Plaza de la República

Avenida de la Libertad
Caminando por la Rua de Souto, nos encontramos con la catedral y la iglesia de la Misericordia, esta es una pequeñ capilla que se encuentra anexada a la catedral. La entrada se hace por el patio, la capilla de entrada gratuita es la de la Misericordia.

Entrada a la iglesia


Interior de la Iglesia de la Misericordia
Interior de la catedral

Pintura policromada del patio

Imagen de las catacumbas

Fachada de la catedral
Justo enfrente de la entrada a la iglesia de la Misericordia, se encuentra la universidad, con este crucero fruente a su portada.


Cerca de allí, pasando por la plaza que acoge el ayuntamiento de Braga, encontramos otra bonita estampa de la ciudad, el jardín de Santa Bárbara, que se sitúa tras el palacio episcopal.

La plaza con el ayuntamiento


El jardín de Santa Bárbara

Volviendo a la rua do Souto, al final de ella n os encontramos con el arco de Porta Nova, del siglo XVIII, que ostenta el escudo del arzobispo José de Braganza:

Sé que la foto es muy mala, así que tendréis que ir a verlo vosotros mismos, pero os hacéis una idea ;)

Callejenado, nos topamos con otra nueva iglesia, Nuestra Señora de la Torre, de aspecto medieval, que hizo las funciones de puerta de entrada y vigía de la ciudad, la capilla, que se situó en la parte baja de la torre es del siglo XVIII


Desde allí, nos encaminamos a la plaza que alberga la iglesia y el hospital de San Marcos, para nosotros el rincón más bonito de Braga. La fachada del hospital es ejemplo del barroco portugués. No pudimos entrar al hospital, porque llegamos cuando ya estaba cerrado, pero el entorno merece la pena.


Fachada del hospital

De vuelta al coche, (y tras jugar un rato en un parque infantil), pudimos apreciar una de las fachadas más llamativas de Braga, la casa do Raio, imponente edificio decorado con el azulejo azul que no dejamos de encontrar en toda la zona. Se trata de un palacio, estilo rococó, construido en el siglo XVIII.



Terminamos nuestra jornada en Braga y Guimaraes, sin visitar la iglesia de Bom Jesús y sus escalinatas, una pena, pues es uno de los monumentos más recomendados de la zona. Habrá que volver. La verdad, es que merece la pena la visita de las dos localidades, pero quizás con más calma para que de tiempo a disfrutar de tanta belleza con más calma y tranquilidad.

Os dejo el enlace al recorrido de Braga:
https://www.mapsdirections.info/mapea-mi-ruta/viewMap.php?route=166162


En la siguiente y última entrada Coímbra, otro punto maravilloso de este maravilloso país.