A una hora de Oporto, nos encontramos la ciudad universitaria de Coimbra, que destaca también por sus calles e iglesias, un lugar con encanto en el que se respira cultura y música, que no podéis dejar de visitar si tenéis la oportunidad.
Coimbra está edificada sobre una colina, y en lo más alto de la colina nos encontramos la Universidad, comenzaremos nuestro paseo por aquí. La Universidad de Coimbra es la más antigua de Portugal podéis conocer su historia en el siguiene enlace:
http://visit.uc.pt/es/sobre/ , desde 1537 la Universida se ubicó en el Palacio RealSi decidís visitarla, es muy recomendable ir temprano para comprar las entradas y evitar colas, además las entradas incluyen una visita a la bibilioteca Joanina (visita de la más recomendable) de las que tienes que elegir una hora de entrada.
Lo primero destacable de la Universidad es su enclave, sobre la colina, que permite unas preciosas vistas de la ciudad:
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Patio das Escolas |
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Vistas desde la Universidad |
El acceso al Patio das Escolas es por la Porta Férrea, rodeada de símbolos universitarios.
Con la entrada que nosotros compramos pudimos visitar la biblioteca Joanina, la capilla de San Miguel, la cárcel académica, además del edificio del antiguo palacio que alberga la sala de los capelos y la de los arqueros. No visitamos el campanario, por el que ahí que pagar a parte. Con la entrada además, pudimos visitar el museo de la ciencia, y no lo visitamos, pero también teníamos derecho a la entrada al parque botánico.
La capilla de San Miguel me sorprendió muy gratamente, decorada con azulejos de estilo manuelino. Destaca además un enorme órgano barróco de 2000 tubos. Una curiosidad de esta capilla, es que en ellas solo pueden casarse aquellos que hayan estudiado o trabajado en la univeridad.
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El pórtico de la capilla |
Una gran escalinata, la Vía Latina, es la entrada a las dependencias universitarias:
De su interior debemos destacar es la sala de los Capelos, o salón de actos, donde se celebran los eventos más importantes de la universidad.de impresionante belleza.
Pero, realmente lo que más nos impresionó fue la biblioteca Joanina, con una gran sala, con tres espacios diferenciados, con una impresionante altura y una impresionante colección de libros. Aunque si tenéis miedo a los murciélagos, habéis de saber que en su interior vive una colonia de estos, pues lo consevan para que se coman insectos que puedan dañar los libros. De la biblioteca no se pueden hacer fotos, así que tendréis que ir a verla. Sí os dejo una foto de los libros de la pequeña biblioteca que hay en la primera planta, solo para abrir boca:
El museo de la ciencia, que también visitamos nos trasladó a épocas pasadas, es enorme, tiene un gran catálogo en la colección, aunque los espacios se quedan pequeños. A los niños les gustó mucho, y aunque merece la pena, para mí es una de las cosas prescindibles si tenéis poco tiempo para la visita.
Cerca del museo, y abandonando ya la universidad, nos acercamos a la catedral nueva, el edificio de la catedral es del siglo XVI, pero no es hasta 1772 hasta que se utiliza como la nueva catedral.
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Fachada de la Sé |
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Su interior |
Si hablamos de una Sé Nova, es porque hay una Sé Velha o Vieja, esta la encontramos cuando empezamos a descender por la colina, se trata de una iglesia románica, muy bien conservada.
Su interior merece la pena visitarlo, hay que comprar entrada para visitar la parte del fondo y el claustro, el claustro sí merece la pena, con aíre romántico que conserva la magia del pasado.
Continuamos nuestro paseo, ahora cuesta abajo, por unas callejuelas empedradas, algunas con escalones, que nos trasladan a una época más lejana, al romanticismo portugués, cuando las calles sonaban a fado.
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Las escalinatas que bajan de la Sé |
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Por las calles encontramos esculturas que hacen alusión al fado y los oficios tradicionales portugueses |
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Una puerta vestigio de la muralla de la ciudad |
La parte baja de la ciudad encontramos primero el Monasterio de la Santa Cruz, que se encuentra ubicado en la Plaza 8 de Mayo, en su iglesia de 1131 reposan los restos de los primeros reyes de Portugal, Alfonso Henriques y Sancho I. La iglesia y el monasterio acogen una muestra de la evolución del arte portugués, ya que fue mejorada a lo largo de la historia, así encontramos muestras del estilo manuelino y también renacentistas.
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Junto al monasterio encontramos el Café de la Santa Cruz, se trata de una iglesia parroquial reformada. |
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Su interior |
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El claustro de su interior |
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Hay que aprovechar cualquier ocasión para refrescarse. 😃 |
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Como no, los impresionantes azulejos |
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Un detalle del coro. |
La entrada es gratuita, aunque si quieres visitar el claustro y la sacristía debes pagar una entrada de 2,50 euros por adulto y 1,50 por niño. No es caro y merece la pena.
Alejándonos un poco del recorrido inicial, podemos llegar al claustro da Manga, nosotros lo vimos el primer día de noche, es un monumento al aire libre, no es el más bonito, pero sí es muy llamativo para los niños. Se trata de un monumento renacentista, construido frente a la llamada fuente de la vida.
Volvemos sobre nuestros pasos, y dejando atrás de nuevo el monasterio de la Santa Cruz, llegamos a la plaza donde se encuentra la iglesia de Sao Tiago, de finales del siglo XII, representativa del románico portugués, fue una pena porque nos la encontramos cerrada y no pudimos visitarla por dentro.
Junto a la iglesia se sitúa la plaza de Comercio, una plaza singular rodeada de edificios de planta y fachada irregular, donde además de las terrazas de los restaurantes y bares, encontramos puestos ambulantes y tiendas típicas.
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Puesto ambulante de cebollas trenzadas |
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Iglesia de San Bartolomé al final de la plaza |
La plaza la visitamos también de noche, donde por suerte encontramos una preciosa fiesta ameniza con música portuguesa.
Otra agradable sorpresa, la encontramos paseando por las calles cercanas, de pronto doblando una esquina nos encontramos esta casa, un casa medieval en casi perfecto estado de conservación.
Por último visitamos el monasterio de Santa Clara a Velha, que se encuentra al otro lado del río Mondego. El monasterio está totalmente en ruinas, pero recomendamos su visita por su belleza y el encanto romántico que desprenden todas las ruinas. Además es muy recomendable entrar a ver el audivisual que explica por qué fue construido ahí el monasterio, quién fue su fundadora y la causa de su estado. Es realmente interesante, aunque lo oímos en portugués. De forma muy muy resumida, el convento fue fundado por Doña Mor Dias, que lo entregó a las monjas clarisas, pero la presión que ejercieron los monjes de Santa Cruz que se oponían a la apertura de este convento, hizo que se cerrara. Sin embargo, en 1314 gracias a la Reina Isabel de Portugal, volvió a abrir sus puertas. La mala ubicación del convento, junto al río Mondego, hizo que se inundase en varias ocasiones lo que hizo que acabase trasladando a un lugar más alto de la ciudad. La historia del convento trata de un relato de superación de dos mujeres en un mundo de hombres, así que no os perdáis la visita ni el audiovisual.
La entrada son cuatro euros, pero hay una entrada especial para familias, de a partir de cuatro miembros que hace que te cueste la mitad.
En este lado del río también se sitúa un parque temático llamado Portugal de los Pequeñitos, la verdad es que no nos llama nada la atención entrar a ver los distintos monumentos de un país, pero en pequeño, quizás sea divertido para los niños, pero decidimos dejarlo pasar.
Os dejamos aquí nuestro recorrido:
https://www.mapsdirections.info/mapea-mi-ruta/viewMap.php?route=181167
Por supuesto, no podemos acabar este post, sin hablar de la rica comida portuguesa, sus dulces y sus vinos.
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Bacalao |
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Carpaccio de Pulpo |
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La sangría, que es parecida a la española, pero un poco más fuerte
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Y sus postres:
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Pastel Tentúgal |
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Enormes merengues. |
Nos despedimos aquí, no cabe pensar que no volveremos a visitar este precioso país que nos tiene cautivados a los cuatro miembros de esta familia, nuestro país vecino y a la vez desconocido, Portugal.