domingo, 5 de agosto de 2018

Viaje a Portugal. Lisboa. Barrio Alto y la Baixa.

Portugal es uno de nuestros destinos favoritos, de hecho este blog se inició con un viaje al Algarve, que tampoco fue nuestra primera incursión a estas tierras. De hecho, ya visitamos Lisboa y Sintra allá por el 2005, cuando aún no teníamos a nuestros hijos.

Antes de entrar en materia, es muy importante si decidís viajar a Portugal, que sepáis que las autopistas son todas allí de pago, pero que además hay distintas formas de pago, así que si no queréis vivir momentos desagradables (multas, por ejemplo) debéis informaros y planificar la ruta de viaje muy bien con anterioridad. Os dejo un enlace para que os informéis bien sobre todo: http://www.trucosviajeros.com/es-es/2018/05/conducir-portugal-autopistas-peajes.html

Lisboa es una ciudad con un gran encanto, sus calles empedradas, sus fachadas de azulejos, la amabilidad de sus habitantes, hacen de ella un destino entrañable. Son muchas las diferencias que encontramos de nuestro primer viaje a este, la primera vez fuimos en febrero, y ahora en julio, el ambiente es totalmente diferente, desde luego encontramos mucho más turismo (y más calor).

Además encontramos la ciudad un poco más limpia y cuidada, aunque sigue sin perder su ambiente de decadencia que tanto nos encanta (sobre todo en el barrio alto que encontramos lleno de pintadas). La luz del invierno es también diferente a la luz del verano, así que los colores que nos encontramos son también distintos. Y sobre todo, no es lo mismo viajar una padilla de amigos y que una pandilla de familias, ah, olvidaba decir que nos acompaña en este viaje otra familia amiga, los Curis.

Recuerdos de nuestro viaje del 2005

Lisboa es una ciudad para recorrer andando, pero siempre podéis coger cualquiera de los tours que se ofrecen para los turistas en tuck-tuck, autobús, tranvías, barco o incluso en un medio anfibio. Además está muy bien comunicada por metro, líneas de autobuses y de tranvías públicos (y es más barato). Aquí tenéis información sobre el transporte público de Lisboa. Nosotros nos alojamos en el barrio alto de Lisboa, y excepto para dirigirnos a Belem y a la zona del Oceanario, todo se puede recorrer andando.

Un tranvía de línea pública.

Tuck-tucks haciendo su recorrido por las calles de Lisboa

Nuestro primer paseo comenzó por el Barrio Alto, nos alojamos cerca de la Plaza del Príncipe, desde la cual bajamos por la Calle de San Pedro hasta el mirador de San Pedro de Alcántara, desde donde pudimos contemplar una primera vista de la ciudad, aunque había colocada una reja para que no nos pudiésemos acercarnos demasiado y para impedir hacer buenas fotos..., pero no pasa nada, un poco más abajo encontramos la Iglesia de San Roque del siglo XVI

Fachada de la Iglesia, al fondo :)

Impresionante techo

Un precioso retablo
Las calles del Barrio Alto por las que seguimos nuestro paseo, están decoradas con guirnaldas de colores, que de día se ven así:

Esta zona es un buen lugar donde buscar sitio para comer, algo más económico que en otras zonas, aunque también bastante turístico, además hay multitud de bares y restaurantes donde asistir a espéctáculos de Fado, es muy famosa la Taberna do Chico, pero también es muy difícil entrar, siempre la encontramos con colas con largo tiempo de espera, quizás vosotros tengáis más suerte:

El animado barrio alto de noche.

Continuamos caminando, hasta llegar a Chiado, una zona peatonal donde encontramos el Café Brasileira, lugar de reunión de escritores de comienzos del siglo XX.



El interior del café Brasileira
Seguimos callejeando y nos topamos con una fachada de 1864 en azulejos, que representa las alegorías de la Ciencia, la Agricultura y el Comercio. Es curioso, porque la tradición de los azulejos de Lisboa realmente fue una importación de los azulejos españoles, y hoy es claro signo lusitano.


También nos encontramos con una librería de antiguo, que me encandiló enseguida:


Y muy cerca de allí, por la Calle Trinidad, llegamos a la Iglesia del Carmen, de la que solo quedan los arcos que sobrevivieron al terremoto que sufrió Lisboa en 1755. En el presbiterio, que no se derruyó en el terremoto, se encuentra un museo arqueológico, en que no entramos en esta ocasión.
Fachada de la Iglesia
Y otra foto rescatada del 2005 en la que se ven la estructura de los arcos.
Rodeando la iglesia, se llega al Elevador de Santa Justa, un ascensor que baja al Barrio Bajo de Lisboa, aunque no conviene cogerlo si no vas a subir luego, porque los billetes son obligatoriamente de ida y vuelta, con un precio de 5,15 € el billete. También puedes acceder a un mirador que hay sobre el elevador (1,5 €)

La entrada al elevador

El elevador visto desde abajo
Nosotros bajamos andando, pues pensamos volver a casa en tranvía. Así que una cuesta empinada y empedrada nos acerca a la Baixa..

Al bajar, lo primero que vemos es la fachada de de la estación del Rossio, edificio del siglo XIX de estilo manuelino, que se sitúa entre dos plazas, la Los Restauradores y la plaza del Rossio:

Fachada de la estación.

Plaza de los Restuaradores

Plaza del Rossio, con la fachada del teatro Nacional

En la plaza del Rossio nos encontramos con multitud de cafeterías y pastelerías, pero no las recomendamos por ser un poco caras ya que se sitúa en una de las zonas más turísticas de la ciudad. Cerca de la plaza del Rossio encontramos un establecimiento de latas de sardianas que en su decoración recordaba a Charlie y  la Fábrica de Chocolate. La sardina es un producto muy típico de Lisboa, y venderlas enlatadas en un diseño bonito es un buen reclamo para turistas.


Y haciendo contraste, muy cerquita de esta lujosa tienda, nos encontramos con un limpabotas que trabajaba en la calle:



Continuando con nuestro paseo, llegamos a la plaza Figueira, presidida por una estatua de Juan I. Nosotros la encontramos invadida por tenderetes que vendían recuerdos y productos típicos de la zona, de hecho de allí nos llevamos unos típicos pendientes hechos de azulejos y corcho.



Un bonito collar con los motivos de los azulejos
De ahí nos dirigimos, hacia la rua Augusta, una calle peatonal llena de comercios, cafés y restaurantes, comimos en esta zona, pero para nada la recomendaría, precios muy caros y comida no muy buena,


esta calle desemboca en la Plaza de Comercio, una plaza enorme que albergaba la residencia de Manuel I, pero que fue destruida en el terremoto de 1755 y que se reconstruyó como un nuevo palacio que luego pasó a convertirse en las oficinas del gobierno tras la revolución de de 1910.



Y frente a la plaza encontramos las vistas del río Tajo:



Y junto al río, encontramos estas, y otras, graciosas figuras hechas con las rocas:



Terminamos el día paseando por la Alfama. El barrio que se sitúa junto al barrio alto y donde encontramos la Sé y el Castillo de San Ángelo, entre otros tesoros, pero... os lo cuento en la siguiente entrada.

Os dejamos aquí una propuesta del recorrido:




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