domingo, 12 de agosto de 2018

Viaje a Portugal. Lisboa. Sintra.

La última parada de nuestro viaje a la capital de Portugal la hicimos en un pueblo cercano de extraordinaria belleza, Sintra.


Sintra se sitúa entre frondosas colinas, con un clima un poco más fresco que el de Lisboa, así que no olvidéis llevar una chaquetilla para las horas de la tarde. Su situación y su clima, hizo de este un lugar especial que atrajo a la nobleza portuguesa que construyó diversos palacios y casas palaciegas en este lugar.

Como solo teníamos un día para visitar la zona, tuvimos que elegir qué ver entre sus numerosos edificios históricos, y elegimos centrar nuestra visita en el llamado Parque de Sintra, del Monte da Lua(y aún así no lo vimos totalmente). Nos quedaron en el tintero lugares como la Quinta da Regaleira, el Palacio de Monserrate, o el Palacio Nacional (aunque este último lo visitamos en el 2004) entre otros, así que si queréis más información podéis visitar esta guía de Sintra online: http://www.sintra-portugal.com/es-sintra-portugal-guia.html

Lo primero que hicimos al llegar fue intentar comprar las entradas del Palacio da Pena, para acceder a él hay que subir  una preciosa colina en la que predominan los pinos, nosotros subimos en coche con la esperanza de poder aparcar en algunos de los lugares habilitados para ello, pero no hubo suerte y tuvimos que volver a bajar y dejar el coche en el pueblo. Así que subimos andando, no es excesivamente difícil, y es un paisaje muy bonito, así que no nos supuso ningún problema, más allá del tiempo que perdimos. Otra opción es tomar un autobús, que hacer el recorrido circular que te lleva por la colina.

Una vez llegamos a la entrada, tuvimos que guardar cola para comprar los tickets, los tickets los puedes comprar de forma combinada, en esta página podéis ver los precios y los horarios:
https://www.parquesdesintra.pt/es/planear-la-visita/horarios-y-precios/ Nosotros calculamos el tiempo que teníamos y lo que nos daría tiempo a ver, teniendo en cuenta que nos dijeron que había una cola de hora y media para entrar al Palacio da Pena, y por eso nos quedamos sin ver el Convento de los Capuchinos y la Casa de la Condesa, que se sitúan en el mismo Parque.

El Palacio da Pena es uno de los palacios más llamativos de los que hemos visitado, llama la atención su arquitectura ecléptica y su colorido. El palacio fue en su origen un monasterio, que el rey Fernando II compró una vez que ya estaba en ruinas, para construir un bello lugar regalárselo a su esposa María II de Portugal.



 Si llamativo es su exterior, sin duda también lo es su interior, con sus innumerables salas, todas ellas repletas de tesoros en forma de muebles, cuadros o lámparas. Cada sala también recoge distintos estilos y gustos.






Al finalizar la visita, puedes comer en la cafetería del palacio, que fue lo que nosotros hicimos, no hay nada más que bocadillos y sandwiches y una gran cola para coger la comida y otra para pagar, así que nuestra recomendación es que llevéis preparado un pic-nic que podréis comer en cualquier parte del parque, porque si bonito es el palacio, impresionantes son sus jardines y todos sus rincones. No os vayáis sin dar un paseo por el enorme jardín, y si váis con niños es muy divertido encontrar los tesoros que en él se esconden, no lo vimos todo, pero esto es algo de lo que disfrutamos:

La copia de la Cruz Alta

La fuente de los pajaritos

El interior de la fuente (o la fuente en sí ) 


Una capilla

Un precioso lugar de reposo


Un romántico invernadero
Y un precioso lago
Nos habríamos quedado mucho más tiempo, pero habíamos sacado la entrada del castillo de los mouros, y realmente fue un acierto visitarlo. El camino desde el Palacio hasta el castillo lo hicimos caminando por un sendero habilitado para el senderismo de a penas un kilómetro. Alguno de los niños iba algo cansado, pero al llegar al castillo desapareció el cansancio, fue como llegar a un parque de atracciones, recorrieron sus murallas saltando y jugando e imaginado que eran guerreros medievales, porque a diferencia del Palacio que puede dar cierta sensación de artificialidad, al ser tan moderno, el castillo de los Mouros te traslada a la Edad Media sin más:






Además desde el castillo hay unas vistas preciosas del Palacio que fue construido en la parte más alta de la montaña:



El camino de regreso lo hicimos caminando por un bonito sendero, esta vez en descenso, pero al llegar al pueblo nos dimos cuenta que habíamos bajado al lado opuesto de donde teníamos el coche. Bueno, no pasa nada, seguimos caminando, menos mal que nuestros niños son unos valientes.


El día no acabó ahí, antes de irnos de nuevo a Lisboa a preparar maletas, dimos un último paseo por las calles de Sintra y vimos el Palacio Nacional, ya cerrado al público. Empezó a refrescar, aún más y nos llamó la atención que en las tiendas de souvenirs y artesanía vendían mantas ¡en pleno verano! Estos son algunos de los rincones de la localidad:






Y aunque aquí terminó nuestra visita, aún queda el recuerdo de aquel 2004 en el que sí pudimos visitar el palacio Nacional


Esperamos poder volver y disfrutar de todo aquello que nos dejamos atrás, pero nos vamos llenos amor por Portugal, nuestro país vecino, que tantos secretos tiene para mostrar.

Nos vemos en el próximo viaje.


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